En 1984, Año Santo de la Redención, el Papa Juan Pablo II decidió situar una cruz de casi 4 metros cerca del altar mayor de la basílica de San Pedro.
Al finalizar el año, se la entregó a los jóvenes invitándoles a que la llevaran por todo el mundo como signo del amor a Jesús.
Durante más de 25 años, la Cruz, y el Icono han recorrido el mundo entero. Han visitado los cinco continentes y han peregrinado por diferente lugares como Aquila, en Italia, tras el terremoto que asoló la Región de los Abruzzos o la zona cero de Nueva York tras la caída de las torres gemelas.
Ahora, este fin de semana le ha tocado a nuestra Diócesis recibir estos regalos de Juan Pablo II.
Y también le ha tocado a nuestra Isla