La Ascensión de Jesús al Cielo es el complemento de la Resurrección de Jesús, porque Jesús resucitado tenía que subir al Cielo lleno de gloria: el que conduce a Jesús a su Gloria, junto al Padre, que lo envió al mundo para salvarlo.
Pero al mismo tiempo y de modo misterioso, se ha quedado con nosotros. Así nos lo prometió: “Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Debemos, por tanto, infundir a nuestra vida fuerza y esperanza para poner los ojos en el Cielo, aún sin dejar de tener los pies en el suelo.
Y, junto a El, también está con nosotros todos los días su Madre Santísima.
Donde está Jesús, siempre está su Madre.
Pero al mismo tiempo y de modo misterioso, se ha quedado con nosotros. Así nos lo prometió: “Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Debemos, por tanto, infundir a nuestra vida fuerza y esperanza para poner los ojos en el Cielo, aún sin dejar de tener los pies en el suelo.
Y, junto a El, también está con nosotros todos los días su Madre Santísima.
Donde está Jesús, siempre está su Madre.
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