Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura
y que guías los eventos de la historia a la meta de la
salvación;
reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad y,
en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obraren la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedanencontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.
Autor: Juan Pablo II