domingo, 24 de abril de 2011

Nueva Noticia



¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

No está aquí...

¡HA RESUCITADO!


FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo

Jesús es clavado en la cruz. Toda su vida está dirigida a este momento supremo. Ahora apenas logra llegar, jadeante y exhausto, a la cima de aquel pequeño altozano llamado "lugar de la calavera". Enseguida lo tienden sobre el suelo y comienzan a clavarle en el madero. Introducen los hierros primero en las manos, con desgarro de nervios y carne. Luego es izado hasta quedar erguido sobre el palo vertical que está fijo en el suelo. A continuación le clavan los pies. María, su Madre, contempla toda la escena.


La cruz, que hasta El había sido un instrumento infame y deshonroso, se convertía en árbol de vida y escalera de gloria. Jesús está clavado en la Cruz. No hay reproches en los ojos de Jesús, sólo piedad y compasión.


La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la antigüedad. Un ciudadano romano no podía ser crucificado. La muerte sobrevenía después de una larga agonía. Muchos son los que niegan a aceptar a un Dios hecho hombre que muere en un madero para salvarnos: el drama de la cruz sigue siendo motivo de escándalo para los judíos y locura para los gentiles. (I Cor 1,23).


Aquí se consuma nuestra Redención, aquí encuentra sentido el dolor del mundo, aquí conocemos un poco la malicia del pecado y el amor de Dios por cada hombre.


No quedemos indiferentes ante un Crucifijo.


Los frutos de la Cruz no se hicieron esperar. Uno de los ladrones, después de reconocer sus pecados, se dirige a Jesús : Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Para convertirse en discípulo de Cristo no ha necesitado de ningún milagro; le ha bastado contemplar de cerca el sufrimiento del Señor.


La eficacia de la Pasión no tiene fin. Cada uno de nosotros puede decir la verdad: el Hijo de Dios amó y se entregó por mí (Gal 2,20). Muy cerca de Jesús está su Madre, y con Ella, Juan, el más joven de los Apóstoles. Y en la persona de Juan nos da a su Madre como Madre nuestra (Jn 19, 26-27).


Pidamos a Santa María: "Haz que me enamore su Cruz y que en ella viva y more" (Himno Stabat Mater)

jueves, 21 de abril de 2011

Semana Santa Isleña

Jueves Santo

Jesús celebra la Pascua rodeado de los suyos. Todos los momentos de esta Ultima Cena reflejan la Majestad de Jesús, que sabe que morirá al día siguiente, y su gran amor y ternura por los hombres.

Jesús se vuelca en amor y ternura hacia sus discípulos. Es una cena testamentaria; es una cena afectuosa e inmensamente triste, al tiempo que misteriosamente reveladora de promesas divinas, de visiones supremas.

Jn 13,1 "los amó hasta el fin".

Jesús realiza la institución de la Eucaristía, anticipa la forma sacramental "mi Cuerpo entregado, mi Sangre derramada". Jesús se nos da en la Eucaristía para fortalecer nuestra debilidad, acompañar nuestra soledad y como un anticipo del cielo.

Junto con la Sagrada Eucaristía, instituye el sacerdocio ministerial. Jesús se queda con nosotros. Jesús es el mismo en el Cenáculo, y en el Sagrario.

Esta tarde, cuando vayamos a adorarle en el Monumento, nos encontraremos con El: nos ve, nos reconoce. Le contaremos lo que nos ilusiona y lo que nos preocupa y le agradeceremos su entrega amorosa.

Jesús siempre nos espera en el Sagrario.

domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos

Comienza la Semana de la Pasión.

Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica nº 1085: "Cuando llegó su hora, Jesús vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa. Es un hecho real, pero absolutamente singular: todos los acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El Misterio Pascual de Cristo, por el contrario, participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene presente"

5º domingo de Cuaresma

sábado, 16 de abril de 2011