viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo

Jesús es clavado en la cruz. Toda su vida está dirigida a este momento supremo. Ahora apenas logra llegar, jadeante y exhausto, a la cima de aquel pequeño altozano llamado "lugar de la calavera". Enseguida lo tienden sobre el suelo y comienzan a clavarle en el madero. Introducen los hierros primero en las manos, con desgarro de nervios y carne. Luego es izado hasta quedar erguido sobre el palo vertical que está fijo en el suelo. A continuación le clavan los pies. María, su Madre, contempla toda la escena.


La cruz, que hasta El había sido un instrumento infame y deshonroso, se convertía en árbol de vida y escalera de gloria. Jesús está clavado en la Cruz. No hay reproches en los ojos de Jesús, sólo piedad y compasión.


La crucifixión era la ejecución más cruel y afrentosa que conoció la antigüedad. Un ciudadano romano no podía ser crucificado. La muerte sobrevenía después de una larga agonía. Muchos son los que niegan a aceptar a un Dios hecho hombre que muere en un madero para salvarnos: el drama de la cruz sigue siendo motivo de escándalo para los judíos y locura para los gentiles. (I Cor 1,23).


Aquí se consuma nuestra Redención, aquí encuentra sentido el dolor del mundo, aquí conocemos un poco la malicia del pecado y el amor de Dios por cada hombre.


No quedemos indiferentes ante un Crucifijo.


Los frutos de la Cruz no se hicieron esperar. Uno de los ladrones, después de reconocer sus pecados, se dirige a Jesús : Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Para convertirse en discípulo de Cristo no ha necesitado de ningún milagro; le ha bastado contemplar de cerca el sufrimiento del Señor.


La eficacia de la Pasión no tiene fin. Cada uno de nosotros puede decir la verdad: el Hijo de Dios amó y se entregó por mí (Gal 2,20). Muy cerca de Jesús está su Madre, y con Ella, Juan, el más joven de los Apóstoles. Y en la persona de Juan nos da a su Madre como Madre nuestra (Jn 19, 26-27).


Pidamos a Santa María: "Haz que me enamore su Cruz y que en ella viva y more" (Himno Stabat Mater)

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