jueves, 21 de abril de 2011

Jueves Santo

Jesús celebra la Pascua rodeado de los suyos. Todos los momentos de esta Ultima Cena reflejan la Majestad de Jesús, que sabe que morirá al día siguiente, y su gran amor y ternura por los hombres.

Jesús se vuelca en amor y ternura hacia sus discípulos. Es una cena testamentaria; es una cena afectuosa e inmensamente triste, al tiempo que misteriosamente reveladora de promesas divinas, de visiones supremas.

Jn 13,1 "los amó hasta el fin".

Jesús realiza la institución de la Eucaristía, anticipa la forma sacramental "mi Cuerpo entregado, mi Sangre derramada". Jesús se nos da en la Eucaristía para fortalecer nuestra debilidad, acompañar nuestra soledad y como un anticipo del cielo.

Junto con la Sagrada Eucaristía, instituye el sacerdocio ministerial. Jesús se queda con nosotros. Jesús es el mismo en el Cenáculo, y en el Sagrario.

Esta tarde, cuando vayamos a adorarle en el Monumento, nos encontraremos con El: nos ve, nos reconoce. Le contaremos lo que nos ilusiona y lo que nos preocupa y le agradeceremos su entrega amorosa.

Jesús siempre nos espera en el Sagrario.

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